Disfrutando del chocolate con los cinco sentidos
Buscando un regalo especial para mi madre pensé en un tratamiento de chocolaterapia. Nos fuimos juntas a un spa de Majadahonda llamado Aquarthe a hacer el tratamiento DULCES CARICIAS DE CHOCOLATE EN PAREJA.
El tratamiento dura aproximadamente 120 minutos e incluye un peeling de azúcar, un masaje con aceite de chocolate, una envoltura corporal completa de chocolate, hidratación con body milk de cacao y, como obsequio, una botella de 37,5 cl de cava y bombones. El precio para 2 personas es de 190 €.
Estos son los datos del tratamiento… sin embargo, la experiencia sensorial es mucho más rica y, si me permitís, más compleja de explicar… aunque lo voy a intentar. Con él se logra disfrutar del chocolate con todos los sentidos, aunque son el tacto y el olfato los que más aprovechan la experiencia.
Al llegar al spa, nos acompañaron a una sala muy acogedora: luces tenues, música envolvente, velas, decoración con motivos hindúes y dos camillas nos esperaban…
Una vez preparadas, dos terapeutas entraron y comenzó el ritual. Con gran delicadeza nos colocaron bajo la cabeza una almohadita hecha con una especie de perlas calientes que desprendían un aroma a chocolate que invitaba a la relajación total. Nos cubrieron los ojos con una pequeña toalla e iniciaron el tratamiento.
En primer lugar, nos hicieron un peeling con azúcar no especialmente abrasivo. Tras este proceso, la piel está perfecta para recibir un cálido masaje con aceite de chocolate. Es uno de los momentos más relajantes y placenteros del tratamiento. Los movimientos firmes pero delicados de las manos de los terapeutas se mezclan con el calor y el aroma a chocolate que desprenden tanto la almohadita como el aceite y con la relajante música…
Con este maravilloso masaje no concluye el tratamiento. Los mimos continúan. Los terapeutas aplican la envoltura de un chocolate bastante espeso y ligeramente caliente. Una vez cubierto todo el cuerpo con el chocolate, nos envuelven con unos plásticos y una toalla y abandonan la sala. La relajación, en este punto, es suprema. La suave música, el aroma a chocolate, la temperatura del cuerpo (elevada, pero no sofocante) y la penumbra provocan un bienestar profundo y una tranquilidad total.
Después de unos minutos, regresan los terapeutas, retiran los plásticos y nos invitan a darnos una ducha con un gel de cacao. Volvemos a la camilla para la última fase de nuestra chocolaterapia: hidratación final con crema de cacao. La sesión termina. Se nos obsequia con cava y bombones, con los que “volvemos a la realidad”.
Pero el placer no acaba aquí… Doy fe de que la relajación, la suavidad de la piel y, sobre todo, el aroma a chocolate en el cuerpo permanecen durante todo el día.
Agradezco a David, de Aquarthe, la información adicional y la fotografía. Este post participa en el I Concurso de blogs de Aquarthe, organizado por este centro y http://www.tanguapos.com/
Mª Jesús Rojas
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