Otra caja, llamada Q. Contiene una serpenteante barra de chocolate diseñada por Oscar Niemeyer, el centenario arquitecto brasileño.
No es el ángulo recto que me atrae, ni la línea recta, dura, inflexible, creada por el hombre. Lo que me atrae es la curva libre y sensual, la curva que encuentro en las montañas de mi país, en el curso sinuoso de sus ríos, en las olas del mar, en el cuerpo de la mujer preferida. De curvas es hecho todo el universo, el universo curvo de Einstein. Oscar Niemeyer.
El chocolate de degustación está fabricado por Aquim, una empresa gastronómica familiar de Río. Samantha Aquim, que estudió con Thierry Alain en Lenôtre, París y hoy dirige la división de chocolates Aquim, visitó las plantaciones de cacao de Bahía para encontrar el grano perfecto. Para destacar sus características, decidió utilizar un minucioso proceso de fermentación, sin añadir otros ingredientes o aromas.
Esta chaise longue constituye una verdadera pieza de arquitectura comestible con un 77 % de cacao. En el nivel superior de la lujosa caja se presentan tres barras sinuosas. En el nivel inferior hay onzas con seis mezclas de chocolate con diferentes niveles de intensidad y suavidad, para ir degustándolas en orden. Se vende con un utensilio de oro y un libro de cuentos en las tiendas Q de Rio de Janeiro.
Niemeyer ya es centenario.¿Será gracias a comer chocolate?
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