lunes, 17 de enero de 2011

CATA DE CHOCOLATE EN EL MUSEO DEL CHOCOLATE DE BARCELONA

Confieso que nunca había asistido a una cata de chocolate hasta ahora. El pasado sábado quise ir a una. Imaginaba que iba a ser para aficionados, por la duración y por el precio. Me considero una aficionada, no una experta, y con este blog tengo que ir aprendiendo muchas cosas sobre la marcha.
Mis catas han sido hasta ahora caseras. Primero huelo el chocolate y luego lo saboreo. Escribo los aromas y sabores y luego los contrasto con lo que encuentro en páginas de cata de internet. También he compartido opiniones con amigos. Así voy aprendiendo sobre sabores. Pero bueno, os cuento cómo me fue en mi primera cata dirigida de chocolate.
ASÍ FUE LA CATA
La persona que dirigió la cata era una chica joven, muy amable. La sesión comenzó con explicaciones breves pero suficientes sobre el cultivo y la procedencia del cacao, sus variedades (criollo, forastero y trinitario) y el proceso del fruto hasta llegar al polvo de cacao y la pasta de cacao. Los asistentes tuvimos la oportunidad de tocar el fruto partido del cacaotero, el haba del cacao e incluso un trozo de manteca de cacao, de color marfilado y tacto pegajoso.
Se nos entregó un platito con cuatro chocolatinas de la firma Valrhona y un haba de chocolate y fuimos catándolas en orden, según el porcentaje de cacao que contenían, de menor a mayor. 


Después de cada una de las tres primeras chocolatinas bebimos un vasito del mismo chocolate al que se había añadido leche para hacerlo líquido. El objetivo era degustar el chocolate en su versión sólida y líquida, teniendo en cuenta que en el líquido el sabor variaba por la adición de la leche.

La encargada de la cata nos indicaba el porcentaje de cacao, nos preguntaba qué notábamos (con escasa participación nuestra) y nos daba un par de pistas, que iban un poco más allá de lo escrito en la etiqueta de la chocolatina.
Así, del JIVARA, un chocolate con leche con un 40% de cacao, procedente de Ecuador, comentó que tenía sabor a vainilla. Otra nota final es sabor a malta. Me pareció muy agradable el olor y sabor a vainilla y que no fuera nada dulzón.
Del MANJARI (64% de cacao) comentó que era mezcla de criollo y trinitario de Madagascar y que al haber sido plantado en tierras arcillosas de limón, el cacao adoptaba ese sabor más ácido del limón. Y que también tenía notas a frutos rojos. La etiqueta añade notas a frutos secos. Yo noté una ligera acidez y los frutos secos.
Del CARAÏBE (66% de cacao) comentó que también había sido plantado en tierras con limoneros pero que era más amargo aunque a mí me pareció que sabía más a limón. He leído que tiene tonalidades de frutos secos y de madera.
El GUANAJA (70% de cacao) está compuesto por las variedades criollo y trinitario. No recuerdo que explicara mucho más, o quizás me despisté. Lo que he leÍdo después es que es uno de los Grands Crus (chocolate de origen único) más conocidos de Valrhona y revela un completo rango aromático de notas cálidas. Para mí, un excelente amargo, muy persistente.
ARAGUANI (72% de cacao) Con forma de haba de cacao, mezcla de criollo y trinitario, no se comercializa más que para profesionales. Es un chocolate de cobertura muy aromático y frutal. He leído después que procede de Venezuela, de sabor duradero en el paladar.
MI OPINION DE LA CATA
Los chocolates son muy buenos y el precio de la cata, muy razonable (8,10 €), que además incluye la entrada al museo y otra chocolatina de regalo. Una buena manera de pasar la tarde con merienda chocolatera (los vasitos de chocolate líquido).

Sin embargo, encontré la sesión un poco mediocre, ya que no se mencionaron técnicas de cata. Sólo se comentó que un aspecto de la cata es el sonoro, cuando se parte el chocolate. No se dijo nada del aspecto olfativo ni de cómo se tiene que sentir el chocolate en la boca (dónde se sitúan los sabores en la lengua, por ejemplo, que creo que es básico para los no iniciados).
Ofrecen el agua al final y cuando hace falta es entre chocolate y chocolate, para eliminar los sabores anteriores. Yo pedí un vaso de agua para lavarme  la boca entre cata y cata.
La sesión transcurrió demasiado rápido, no duró ni una hora. Aunque la encargada de la cata explicó bien lo que se le había enseñado, se limitó a lo indicado en el dosier proporcionado por el Museo. Me sorprendió que en el Museo del Chocolate de Barcelona pongan al frente de las catas a alguien a quien no le gusta el chocolate negro.
Os paso la página de Valrhona donde hay un círculo de degustación que ayuda en la cata de sus chocolates.

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