Tuve
la oportunidad de entrevistar a Josep Maria Rodríguez Guerola, integrante del equipo que ganó
la Coupe du Monde de la Pâtisserie en
Lyon en 2011, gracias a la Escola del Gremi de Pastisseria de Barcelona (EGPB).
Allí, durante la realización de un Máster de Chocolate, impartió un curso de
piezas artísticas durante dos días. Esto fue poco antes de abrir La Pastisseria Barcelona, su primer proyecto en solitario, respaldado por su familia y
con el apoyo de amigos de profesión.
Empecé
con mi abuela en casa, hacía pastelería muy clásica, tradicional, y a partir de
ahí se me despertó la curiosidad por la pastelería, aunque al principio no
tenía muy claro si dedicarme a la pastelería o a la cocina. Empecé a estudiar
las dos vertientes en la Escuela Hofmann y me decanté por el mundo dulce.
¿Cómo te inspiras a la hora de ponerte
a trabajar a nivel artístico?
A
nivel artístico, hay unas técnicas y unos libros gracias a gente que ha
trabajado y compartido conocimientos. Luego buscas un tema y piensas cómo
aplicar una técnica para visualmente llegar a ese tema. Además de esa técnica
está la creación personal.
¿Qué importancia das al gusto y a la
estética?
El
gusto es lo más importante. Aunque la gente come por los ojos, no hay que engañarse.
En un concurso o en la vitrina de una pastelería, la primera impresión es
fundamental. Pero si estéticamente cumple pero gustativamente es un cero, no
funciona. Pienso que es un 70% el gusto
y un 30% de estética. No hay que olvidar la estética pero hay que ser
conscientes de que el gusto es lo que nos va a seducir.
¿Qué tipo de pastelería haces?
Una
pastelería con poca grasa, con pasteles clásicos modificados a nuestra forma de
entender lo clásico. Quiero abarcar todo tipo de clientela: desde una persona
de 60 años que busca un Sacher o un Massini como a una persona joven que busca
algo diferente. Lo más importante es la
calidad del producto y una relación calidad precio razonable. Y por supuesto, el artesano que está detrás, que es tu
identidad, tu marca. Las técnicas están ahí pero cada pastelero le da su toque.
No hay que olvidar que la pastelería requiere mucho mimo y se compone de un
equipo: desde el pastelero hasta la dependienta que transmite la información al
cliente.
¿Eres consciente de que con la Copa
Mundial de Pastelería habéis marcado un antes y un después?
Venimos
del camino de gente como Carles Mampel,
Jacob Torreblanca, que fueron a la
Copa del Mundo y quedaron en muy buenos lugares. Cuando yo empezaba me fijaba
en ellos y decidí que quería ir a la Copa del Mundo algún día. Nosotros hemos
puesto otro grano de arena más Lo importante es que la gente joven se motive y
quiera seguir el camino que hemos abierto.
¿Cuál es tu postre favorito?
Tengo
muchos, pero el mejor de todos: las torrijas de mi abuela.
¿Qué has aprendido de los premios?
Al
final, y no lo digo por quedar bien, lo importante no es que ganes o no, sino todo lo que aprendes durante los dos
años de preparación. Aunque el premio es sin duda una recompensa a tu esfuerzo.
Aprendes de la escultura y de otros
oficios que aparentemente no tienen nada que ver con la pastelería pero que
están muy relacionados. El trabajo en equipo ha sido fundamental, trabajar en unidad. Hay concursos
individuales pero en la Copa del Mundo de Pastelería es importante que los miembros se entiendan y
colaboren juntos.
La entrada sobre el premio, con fotos, aquí.
JOVEN
Y BRILLANTE
Un profesional de la pastelería de 26 años, cuidadoso, amable y humilde.
Que en su establecimiento utilice el premio ganado como atracción no es sino
una estrategia de marketing, porque en esta época, que un pastelero decida montar
su negocio, es para quitarse el sombrero.
Josep Maria
Rodríguez Guerola ejerció en la Pastelería Dolç, de Yann Duytsche, en Sant Cugat del Vallès, (Barcelona) durante 5
años, antes de empezar su propia pastelería. Duytsche fue el capitán del equipo
campeón del mundo, formado además por Jordi
Bordas y Julien Alvarez.
Su primer contacto con la repostería fue en la
cocina de su abuela. Y con la gastronomía, en el Miramar, de Paco Pérez, antes de las estrellas, donde
iba a comer la familia. Estudió en la Escuela Hofmann. Pasó por el restaurante Zuberoa.
Trabajó con Oriol Balaguer, de quien
aprendió mucho sobre chocolate, y por la pastelería Foix de Sarrià. También
estuvo en Totel con Paco Torreblanca.
En París trabajó en el restaurante Ze Kitchen Galerie y en Fauchon.
En 2010 ganó la medalla de oro en
el Open de France de Desserts. En
2008 ganó el premio al Mejor Maestro
Chocolatero Trofeo Lluís Santapau.
SU PROPIA PASTELERÍA
Josep Maria Rodríguez Guerola abrió hace unos meses La Pastisseria Barcelona, una
pastelería con degustación en el centro de la Ciudad Condal.
Visité la pastelería en dos ocasiones con dos amigas. Disfruté de una versión
de la tarta Sacher rectangular, con paredes de láminas de chocolate negro, elaborada
con una capa superior de albaricoque ácido, no apto para todo el mundo. Me encantó. Una tarta de contrastes, de muy
rico chocolate y textura. El chocolate a la taza, espeso, elaborado con
chocolate Valrhona, mejoró la segunda vez que lo probamos. Rodríguez Guerola
estaba perfeccionando la combinación.
Sacher y Copa Rosa dels Vents |
Degusté la tarta “Puro chocolate”, con mousse derretido de chocolate 70%,
galleta crujiente de chocolate y glaseado negro brillante. Una textura crocante
prefecta. No pude probar sin embargo la versión en copa del pastel ganador del
premio mundial en Lyon, “La Rosa dels Vents”, por mi alergia a la fruta de la pasión. A mi amiga Asun le gustó el sabor inicial. Esperaba que todo fuera más
cremoso pero comentó que la fruta de la pasión le daba mucha acidez. No estaba
acostumbrada a este sabor. Le costó coger con la cuchara el chocolate de la
capa inferior. La tarta ganadora está compuesta por un crujiente de nuez pecana
caramelizada, galleta de chocolate, bizcocho de Sacher de nuez pecana, cremoso
de chocolate de 70% con vainilla, compota de fruta de la pasión, mango y lima y
mousse fondant de chocolate 70%.
El lugar combina un cuidado y moderno diseño, con un techo inspirado en la planta de cacao, con una mezcla de clasicismo e innovación en los postres. Las dependientas son muy detallistas y al frente de la gestión está el padre de Josep Maria, todo un caballero, si se me permite utilizar una expresión que a algunos les parecerá arcaica.
Los precios: la taza de chocolate 3 €, la Sacher 3,80 €, la Rosa del Vents
4 € y el Puro chocolate 4,10 €. Quien lo tilde de caro, que piense en la
calidad. Un lugar para desayunar, merendar y comprar.
La Pastisseria Barcelona
C/ Aragó 228 (junto a Plaza Letamendi)
Barcelona
93 451
84 01
Pasé el otro día por delante y me quedó la curiosidad por entrar pero es que llevaba prisa. Tendré que ir a merendar un dia porque no veas que pinta tienen las tartas y pasteles. ¿Sólo tienen pasteles dulces por eso? ¿Hay algo salado?
ResponderEliminarSi no me equivoco, también ofrecen salado: bocadillos, caracolas saladas.
EliminarAunque confieso que mis ojos sólo detectan lo dulce últimamente :-)
¡Todo un profesional!. me encanta, ya sabes que el chocolate es mi absoluta debilidad... Bss.
ResponderEliminarwww.cocinaamiga.com
Un lugar de ensueño Nerea, me ha encantado tu reportaje. Qué ganas de ir por Barcelona y tomarnos un chocolate en la Pastisseria!! besotes
ResponderEliminarLa cerecita de la carta y que veis en la foto inferior es el logo de la pastelería.
ResponderEliminar¿Dónde dices que queda La Pastisseria? Es para ir a ponerme pujo cuando vuelva a Barcelona :D (broma, he leído la dirección y la he apuntado, bien subrayada). Muy buena la entrevista, me han gustado mucho tus preguntas, así como la actitud y las respuestas de Josep María. ¡Enhorabuena!
ResponderEliminarQue pinta.... tiene todo.... ¡¡¡ Tomo nota para ir a ponerme tibia en algun momento frágil que me quiera hacer un homenaje ¡¡
ResponderEliminarChocobesos a tod@s
Me gusto su trabajo sencillez y un genio pastelero. Felicitaciones
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