Palmera de Ainhoa |
Seguro que las palmeras de chocolate os traen recuerdos de la infancia o de la cafetería de la Universidad. A Antonio Banderas le recuerdan a la etapa de sus comienzos como actor, cuando llegó a Madrid con 19 años, procedente de Málaga, y sobrevivía a base de palmeras de chocolate.
Esta pasta de hojaldre recubierta con chocolate tiene sus secretos. La calidad del chocolate (además del sabor, que la cobertura no sea untuosa), la textura del hojaldre (que no esté quemado, que no haga caer los brackets ni parezca blandiblub), el punto justo de azúcar. Por supuesto, hablo de la palmera de pastelería artesanal.
Hay quienes se preguntan por qué se llama palmera si también tiene forma de corazón. En Cataluña recibe el nombre de “ulleres” (gafas) y también la he visto como "ventall" (abanico), aunque esta variedad suele ser de barquillo y no de hojaldre.
Recomendaré algunos sitios, sin pretensión de ser exhaustiva. Este tema lo considero un “clásico” que puede repetirse con futuras catas y con sugerencias que me gustaría que aportéis vosotros. ¡Animaos con vuestros comentarios!
En Barcelona
He visitado muchas pastelerías. Me quedo con las mejores palmeras hasta ahora.
Ainhoa. C/Galileo 335. Buen chocolate y hojaldre en su punto justo, ni duro ni blando. Punto justo de azúcar. Cerca del English Cut de Diagonal, barrio de Les Corts.
Biancos Saint Germain. C/Felipe de Paz 4. Hojaldre crujiente. De las más baratas que he encontrado en Barcelona. Cerca del Camp Nou.
Sacha. Varios locales. De menor tamaño que el habitual, no está totalmente cubierta por chocolate pero sí rellena por lo que es muy gustosa. Carita.
Natcha. Avenida Sarrià 45. Hojaldre crujiente. El color del chocolate es mate y tiene el punto justo de azúcar. Con almendras laminadas.
En Madrid
Viví allí hace ocho años. He comprobado que aquellas pastelerías pequeñas y artesanas que tan buenos recuerdos me traen ¡siguen abiertas!
La Duquesita. C/Fernando VI. Cerca de Alonso Martínez, el local es centenario y merece una visita. Fundada en 1914 tuvo entre sus clientes a la Reina María Cristina. No puedo describir la palmera pero la evoco como muy buena.
Pastelería Húngara. C/Padilla 33. En el Barrio de Salamanca. Con más de 60 años de antigüedad sigue en la misma familia. El secreto del hojaldre está en las vueltas, dicen.
No estaban mal las de Viena Capellanes y Mallorca, pastelerías más grandes.
Los precios van desde 1,60 € y 1,80 € hasta los 2 € y pico.
Contesto a Teresa, que hace una pregunta y un comentario sobre las palmeras de chocolate en otra entrada.
ResponderEliminarLa palmera de Vitoria era de Alberdi pero cerró hace algunos años. Ahora suelo comprar las palmeras en Goya, Goxua y alguna pastelería más.
Teresa nos dice que "En Burgos uno de los mejores hojaldres lo elabora casa Ojeda y su palmera es un manjar".
Muchas gracias por tu aportación.
Estupendo post y fantástico tema para un blog.
ResponderEliminarGracias por darnos la ocasión de disfrutar, más allá del sabor, de uno de esos placeres de la vida: el chocolate.
Volviendo al tema del post, tengo que reconocer que, al margen de las clásicas de lugares como La Duquesita, siempre he tenido una atracción fatal por esas palmeras de panadería de barrio que no están hechas de hojaldre y que son enormes... Me recuerdan a mi época de colegio... Probablemente, no tenían la mejor calidad ni su elaboración era exquisita, pero... :-)
Gracias de nuevo por este blog tan interesante y suerte con la aventura!!!
A mí las palmeras de chocolate me hacen volver atrás en el tiempo, a la época universitaria y a esas delicias de chocolate de una pastelería / salón de té al lado del Tribunal Constitucional (creo que se llamaba L'Alsace, pero me parece que ya no existe) y, también, a las de una pastelería familiar que sigue haciendo auténtico pecados de : Jeycar, en el madrileño barrio de Vicálvaro (Villajimena 10 ó 12, posterior).
ResponderEliminarEnhorabuena por el blog
Toñi
No serían de hojaldre pero en aquella época nos parecían buenísimas. También hay panaderías de barrio y de pueblo con buenos productos.
ResponderEliminarLa palmera de chocolate se podría convertir en la magdalena de Proust, por todos los recuerdos que nos evoca.
Gracias María Jesús y Toñi por vuestra participación. ¡Y por recomendar sitios!
Ir a sansomendi donde las nieves las mejires
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