En septiembre descubrí en el Raval de
Barcelona, a un paso de las Ramblas, una nueva tienda de chocolate, Chök. Al no
ver mucha actividad ni preguntar, pensé que era un local que traía productos de
fuera (ví chocolate Lindt) y que el taller al fondo era un mero adorno.
Me equivoqué. Probé un chocolate y me pareció bueno. Volví hace poco a este bonito espacio de diseño minimalista que conserva elementos modernistas. Probé uno de sus productos estrella: un chök o donut de chocolate con pistacho. Me encantó su sabor y ligereza (1,70€).
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Lo que queda de un chök en mi paseo por las Ramblas |
Ese es el objetivo de esta rosquilla
gourmet, ya que tiene menos azúcar, grasa y tiempo de fritura. Hay más de 30
tipos distintos y los hacen a diario. Todos tienen cobertura de chocolate negro
o blanco y otros ingredientes. También elaboran bombones, macarons, kronuts, berlinas,
chökanias, patatas chips con chocolate y
chocolates de toda clase, además de otros
productos. Hay chocolate caliente aunque no tan intenso como me gusta. Fue un
detalle que me dejaran probar un poco para que decidiera si compraba un vaso (2,65€).
Al frente del proyecto están Fernando Madrid y Débora
Coimbra. Reivindican el chocolate más allá de la pastelería y organizan
talleres de cocina en el que usan este ingrediente en recetas de arroces,
tortillas y tapas. Hay que agradecerles que hayan sabido innovar y desearles la
mejor suerte al haberse aventurado en este terreno.
El proyecto de interiorismo de Chök ha
estado a cargo de la firma Intsight. La dificultad de transformar un local
histórico de la ciudad conservando muchos elementos y estructura originales ha
supuesto un reto. Chök, situado en una antigua fábrica de café de 1900 (otras
fuentes dicen que de chocolate), mantiene un bello techo y unas puertas con vidrieras
que separan la tienda de la cocina. La decisión de dejar la cocina abierta al
público permite ver la creación de estas delicias y participar en los talleres
de cocina que imparten.
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Foto de Mireia Rodríguez |
El blanco que impregna este espacio
diáfano y sin barreras arquitectónicas realza los coloridos de los productos. Hasta
el suelo, revestido de mosaico vítreo, es blanco. Los chöks colgados como si
fueran complementos destacan en la pared por sus diferentes coberturas
(toppings). Habrá que seguir probando
todas las variedades.
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Foto de Mireia Rodríguez |
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Foto de Mireia Rodríguez |
Carrer del
Carme 3
Barcelona
Intsight: concepto
del espacio interior y estilismo de atrezzo y producto.
Gac3000:
implementación.
Espluga+associates:
naming, identidad visual y packaging.
Agradecimiento a InterioresMinimalistas.